Amanecer y anochecer pensando en ti

Al verte por primera vez, sentí un destello en mi corazón, un momento único, algo nuevo y especial para mí. En ese momento, todo tembló dentro de mí, sintiendo una gran felicidad que recorría todo mi cuerpo, desde mis cimientos hasta el interior de mi corazón, al mirarte, fijando mi mirada en tus ojos tan relucientes de color café; un café oscuro que es naturaleza pura, única, brillante y cálida que refleja una luz inigualable en tan solo una mirada. Esos ojos que cautivan y penetran hasta el centro de mi alma; que enloquecen mi ser al fijar su mirada en mí, apasionada, única e instantánea en mi pupila dilatada.

Tus ojos son tan hermosos, como un sol brillante e incandescente que, al verte, iluminan todo mi existir, como un rayo de sol al amanecer que cautiva todo mi ser.

Al cruzar palabras contigo, tuve un nerviosismo maravilloso. Nada se compara a esas primeras palabras que salieron desde el interior de tu alma con un sonido cálido que cautivo mis oídos. En ese momento, se paralizaron cada uno de mis sentidos, viendo una luz brillante sin término alguno, sintiendo el dulce calor de tu cuerpo tan cerca de mí.

Tu presencia a mi lado me hace sentir un calor acobijado, que me pierdo en este cielo tan radiante, con un semblante inigualable, cambiando mi forma de pensar; lo maravilloso que es el amanecer, atardecer y anochecer pensando en ti.

Tu sonrisa única es especial para mí.

Me gusta tu carisma tan imprescindible y espontaneo, lleno de alegría e inmensas palabras graciosas, que hacen que me pierda en un mundo infinito de pensamientos y locuras en esta mente tan profunda, donde prevalece tu imagen imborrable.

Al pensar en ti corre un frio por todo mi cuerpo recorriendo cada célula que forma parte de mí, pienso y pienso en ti que cada segundo es todo mi existir.

Pasa y pasa el tiempo y anhelo volver a verte.

Anhelo volver ver esa mirada cautivadora y tierna al mismo tiempo. Anhelo volver a ver esa sonrisa hermosa llena de alegría, ese semblante que refleja pureza, esa piel tan suave como una seda, ese cabello negro y rizado, al mismo tiempo que se entrelaza en mis dedos, y decirte lo maravilloso que veo dentro de ti, lo que veo en ti y lo que significas para mí.

Cuando te pienso, mi corazón palmita rápidamente. En todo mi cuerpo, resplandece un brillo incandescente. Desde mi interior, reflejo una inmensa alegría, recordando los bellos momentos junto a ti. Disfruto cada segundo de tu compañía, una de las mejores cosas en mi vida, sintiendo esa sencillez que te caracteriza.

Cuando te veo, es un momento único, como la luna en la oscuridad rodeada de infinitas estrellas en una inmensa y tan hermosa galaxia, en un universo sin término alguno.

Al escuchar el sonido preciso del snare, su composición y movimiento, vuelve a mi mente tu imagen imborrable, perdiéndome desde el amanecer hasta el anochecer pensando en ti.

Cada mañana es un nuevo amanecer pensando en ti, un amanecer que refleja un resplandor inconfundible, lleno de paz y tranquilidad, pintando de colores y felicidad todos los pensamientos que hay en mi mente tan inmensa, como una estrella fugaz.

Todos los pensamientos que flotan y se encuentran en mi mente traspasan esa distancia tan profunda que existe entre los dos, logrando llegar a lo más profundo de tu corazón.

En cada segundo, no dudo en pensar lo que significas para mí. Al despertar, abro mis ojos, y desde el primer instante, tengo presente tu imagen. Y así cada día de mi vida al ver el amanecer hasta sentir el anochecer pienso en ti.

Romero García Mitzy (1997, Tlaxcala). Estudiante de la licenciatura en Arquitectura de la Benemérita Universidad Autónoma De Puebla, ha impartido talleres de dibujo a lápiz; algunos dibujos fueron presentados en galerías de la biblioteca universitaria BUAP, como Sentir Mi Danza, Michel Rojkind y Alma De Caballero.