La autonomía es de orden privado, no público ni patente
Hace unos años creí, por mi falta de experiencia, que para la generación de alumnos autónomos requiere o demanda ciertas directrices para su creación. Si bien, dentro de las prácticas docentes son, en esencia, controladas, pienso que, si se controla la autonomía, tiene como resultado la automatización.
La autonomía se vale de la motivación del sujeto. Esto quiere decir que es catalizador de conductas probables que buscan resultados probables. Por ejemplo:
Task TAREA Conducta probable Resultado probable
Como se ejemplifica en la Figura 1, tenemos una consigna que es hacer la tarea. Este suceso tan simple ramifica los posibles comportamientos a ejecutar por parte del estudiante. Del mismo modo, se encuentran enmarcados por reglas y estatutos por parte del maestro, por ejemplo: tipo de letra, tamaño de letra, margen, contenido, estructura, presentación, por mencionar algunos. Así es como la ejecución de este simple task o follow up activity depende solamente del sujeto no de la institución en la que se ve inmerso. El problema viene cuando se confunden los términos independiente y autónomo.
Hablemos del primero. Ser independiente significa no depender de los elementos provistos por la institución en la que está matriculado, sea la modalidad que sea. Alguien autónomo, por otro lado, está en la limítrofe ¿Por qué? Porque existen algunas instituciones que se visten mesiánicamente con pretensiones; encima de todo, piensan y aseguran que, gracias ellos, esta sociedad tlaxcalteca tiene alumnos autónomos.
La autonomía bajo esta tesis es la escolarización de la independencia académica en la matricula. Así han capitalizado este rasgo inherente de los humanos y, por su puesto, de los estudiantes, aunque no hay que confundirse: la autonomía es de orden privado, porque se trabaja en soledad, y no público, pero se moviliza en escenarios sociales y masivos.
Lo público y lo privado
La autonomía juega entre estas facetas del alumno. Lo difícil viene al tratar de comprender su naturaleza tan errante e impredecible. Lo que una persona puede encontrar como móvil de sus aprendizajes, para otro es totalmente prescindible.
Todos tenemos vidas públicas y privadas, mismas que contienen diferentes estímulos motivacionales. Así es la autonomía: sirve a los diferentes objetivos o necesidades del educando. Es decir, pasar de una autonomía escolar a una personal responde a esas necesidades intelectuales para solventar sus problemáticas, tan sólo necesita de un problema. Retomando lo que puede significar la autonomía privada, publica y escolar, se puede definir como:
Publica: En este escenario, el alumno utiliza su propia sociedad –no sociedad escolar– y sus recursos para llegar al objetivo que su rol social le demanda. Sería como competir por tu país. Si bien representas a un grupo social específico, durante la competencia eres tú con tus propios recursos, los únicos que te llevaran al éxito o al fracaso dentro de una ritual social convencional.
Privada: Esta preside de escenarios. Por lo general, está presente en todo momento. Siempre se encuentra silenciada. De las tres, es la que presenta más fuerza por su misma naturaleza intrínseca. Este tipo de autonomía realmente sirve al sujeto y lo que busca, sea mediato o a largo plazo. Lo anterior podría describirlo como independencia ya que el mismo alumno aprendió en su soledad sus propios recursos.
Escolar: Como su nombre lo indica, necesita de escenarios escolares o ambientes de aprendizaje. Es específica, ya que tira de su faceta como aprendiz, los perfiles que busca la institución, sus estrategias de aprendizaje, sus debilidades de la misma, sus aprendizajes esperados, expectativas, etc. Pienso que lo anterior responde más a cómo el lugar donde estudia le regresa su imagen y ayuda a completar su personalidad como estudiante.
Para cerrar este texto, la autonomía es de orden privado y no de orden público. Así como este juego de escenarios en los que se mueve, este rasgo del estudiante sirve para ayudarle en la construcción de saberes y, sobre todo, en la construcción de su perfil escolar. Lamentablemente, el sistema mexicano va a un tiempo y sus objetivos van a otro. Esperemos que, con el tiempo, todos contribuyamos a este cambio más que necesario.
