top of page
Posts Destacados 

¿Amor u odio? Distancia entre los roles alumno-profesor

Como todos alguna vez, cuando fui alumno me preguntaba: “¿Por qué los profesores se ven tan ajenos?”. Ahora que he tenido un acercamiento a las prácticas del docente, me pregunto: “¿Por qué son tan distantes?”.


La docencia, como dice Richard Gill, "es un acto de fe". Concuerdo completamente –y no se entienda que lo reduzco a una especie de suerte bien intencionada–, la enseñanza necesita de la respuesta del otro en cuestión.


A lo largo de pláticas con docentes de distintos niveles, se me ha dejado ver un mal en común: no sentirse valorados por sus alumnos; fenómeno que es entendible, pero ¿por qué pasará? Se supone que, y viéndolo desde una perspectiva cínica, el docente presta un servicio para el que él mismo se ha rentado. Creo que este es uno de los más grandes errores que puede cometer un docente: esperar algún tipo de afecto por su labor. Si bien sería lo idóneo, ya que, como seres sociales, dependemos de la aprobación de los demás para continuar con nuestro crecimiento, del mismo modo, hay gente que no lo necesita tanto.


Con el riesgo de parecer un inexperto que raya entre lo absurdo y lo fantástico, el docente debe dejar de lado su parte afectiva en su trabajo. No se mal interprete mi mensaje con que sugiero que deben desprenderse de su lado humanista.

Disonancia de roles


Como sabemos, un rol es aquel papel dado por nuestro actuar, que nos lleva a ser reconocidos y organizados dentro de algún contexto social. Partiendo de lo anterior, tenemos a los más reconocibles: alumno y docente.


El alumno tendrá o presentara cierto tipo de conductas porque su misma condición así se lo permitirá, su edad biológica puede o no corresponder con su madurez. El alumno es aquel que está dentro de algún ambiente de aprendizaje cuyo propósito es generarse así mismo conocimiento de algún tipo, para solventar aluna problemática, obviamente restringido y liberado por su rol.


El Docente es aquel que otorga al alumno estrategias, saberes, herramientas previamente analizadas. Pero pasa algo curioso el rol de profesor: te obliga a portar una madurez no tan genuina. El alumno sufre del mismo problema, aunque, por su referencia, se le puede permitir hasta cierto punto la falta de la misma. El problema viene cuando sitúas a estos dos sujetos y esperas que pase lo mejor –ya sea porque te soporta una malla curricular o un discurso dado por alguna autoridad. La ausencia de reconocernos como iguales, pero con diferentes ejecuciones dentro del ambiente de aprendizaje, tira esos esfuerzos por mejorar nuestras relaciones.


Resumiendo, la disonancia de roles es cuando tanto el alumno y como maestro no actúan consciente y coherentemente sus papeles asignados, dando como resultado relaciones asimétricas, poco orden para con sus alumnos y compañeros de trabajo y actos punitivos para rescatar, de una forma poco inteligente, el control y respeto que, siente, se le fue quitado. Se tiene que aprender a reconocer nuestros límites y alcances. Se tiene que sincronizar el crecimiento académico y humano, entender la importancia que tienen ambas figuras, alumno y profesor, y, sobre todo, tener el respeto para con las personas involucradas, ya que, bajo cualquier condición, la educación en México es un derecho, no un favor; uno es maestro, no diva de la educación.



Por Hugo De Jesús Licenciatura: Enseñanza de Lenguas Facultad: Filosofía y Letras Universidad Autónoma de Tlaxcala


Posts Recientes 
Encuéntrame en:
  • Facebook Long Shadow
  • Twitter Long Shadow
  • YouTube Long Shadow
  • Instagram Long Shadow
Other Favotite PR Blogs

Enlace externo. Edita aquí.

Enlace externo. Edita aquí.

Enlace externo. Edita aquí.

Enlace externo. Edita aquí.

Búsqueda por Tags
No hay etiquetas aún.
bottom of page