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¿Una como esta?


PRÓLOGO

El Dr. Robles de 31 años ya lo había superado pero aún iba una vez a la semana al psicólogo y aunque todos sus familiares y amigos no le creían después de unos años, él sabía que era cierto y que tenía las pruebas en vídeo pero decidió no compartir la evidencia, sólo contarla.

8 años atrás…

En ese tiempo el Dr. Robles se encontraba haciendo su servicio de 1 año en el Hospital General del Edo. Tlaxcala, todas las actividades eran normales; atender a sus pacientes, ayudar en partos, ser asistente, consultar, etc…

Una noche siendo las 00:00 hrs fue al cuarto donde se encontraban los 8 pacientes asignados a él; 5 estaban ahí por elevación de Glucosa, una mujer que recién había parido, un niño con una pierna rota y un señor de 55 años con problemas cardíacos. Tenía que estar checando a cada hora los signos vitales de cada uno para ver si mejoraban de su salud o no y dar información al día siguiente.

La revisión de esa hora daba a notar resultados normales, cuando dieron la 1 a.m. los signos continuaron bien, regresó a las 2 y nada fuera de lo normal; respiraciones adecuadas, sus intravenosas bien colocadas y presiones normales, los pacientes dormían.

Le dio un poco de hambre y decidió ir a cenar rápidamente a una taquería que estaba enfrente del hospital pasando la calle.

–Iré a cenar algo rápido enfermera –dijo–. Cualquier cosa que pase, por favor me notifica.

–Claro que sí, no se preocupe, vaya con cuidado –respondió ella y él salió, pasó la calle y entró a la taquería.

–Buenas noches.

–¿Qué tal joven? Buenas noches ¿qué va a querer?

–Deme por favor 2 órdenes y un jugo de uva.

–Claro que sí, enseguida salen, tome asiento.

En el hospital la enfermera pasaba enfrente de la sala de los pacientes y escuchó que la cama de un paciente hacía mucho ruido, rápidamente abrió la puerta para asomarse y exaltándose gritó pidiendo ayuda porque el paciente de 55 años tenía convulsiones muy fuertes, llamó a sus compañeras.

–¡AYUDA! ENFERMERAS ¡Vengan rápido por favor!

Tres más se acercaron a ayudar e intentaron controlar la situación.

– ¡Le avisaré al joven Robles que venga enseguida!

Y mientras una de ellas preparaba una inyección para bajar las convulsiones, el paciente falleció.

El joven Robles estaba a punto de comenzar a cenar cuando su Beeper sonó.

Al revisarlo se levantó impulsado, sacó dinero y sin contarlo lo dejó en la mesa.

–¡Debo irme! Caray, Gracias de todas formas, hasta luego-.

Salió del local para ingresar de nuevo al hospital. Al entrar, la enfermera que dejó a cargo se acercó a él.

–Doctor, no sé bien que fue lo que pasó pero lamento informarle que su paciente Hernández acaba de fallecer.

Sin dejar de avanzar hacia el cuarto de los pacientes, sorprendido…

–-¡¿Qué?! –y avanzando los 2 más rápido entraron a la sala– ¡Buenas noches enfermeras! ¿Ya saben qué ocurrió?

–Bueno al parecer fue por causas naturales –contestó una.

–Déjenme ver… mmmmm –checó presión, palpitaciones, respiración… NADA, vio de nuevo el informe médico y todo estaba bien, sus medicinas dadas a la hora, dosis correctas, pero la taquicardia había ocurrido sin causas. Muerte Natural por problemas cardíacos. No funcionaron las medicinas.

–Bueno –continuó–, hora de muerte 2:15 hrs, iré a la parte de abajo para realizar la ficha de fallecimiento, ¿me pasa los papeles que están ahí?... Gracias… ammmm, por favor llévenlo a la sala de defunción y póngale su pulsera –(la cual indica hora y fecha del fallecimiento).

–Sí doctor –las enfermeras sacaron la camilla y se dirigieron a dicha sala.

El joven doctor se dirigió al ascensor y oprimió ÚLTIMO PISO.

Llegó al último piso donde a esa hora no había nadie; mientras se dirigía al cuarto donde se llenaban las fichas, revisaba las hojas que llevaba para que los papeles estuvieran en orden.

Con la vista periférica (que todos tenemos) mientras leía los datos de las hojas, sus ojos percataban finamente arriba una sombra que delante de él se movía de lado derecho al izquierdo, no le dio importancia (la sombra se detuvo en medio) acabó de leer los datos, bajó los brazos, irguió el cuello y sus ojos enfocaron la “sombra” que estaba estática.

La sensación de cómo el cuerpo se le puso rígido y un shock fueron inmediatos cuando al verlo directo a los ojos se dio cuenta que era su paciente recién muerto. Se encontraba flotando.

Con la poca conciencia que aún tenía, tiró los papeles y volvió lo más pronto que pudo al ascensor, presionó PISO ARRIBA, el ascensor cerró y se activó.

Mientras el ascensor subía, el joven doctor sentía como le temblaban las manos y cada vez las tenía más frías al igual que las piernas.

–¿Qué le pasa doctor? –escuchó una voz grave, no se había percatado que había alguien más en el ascensor, cuando volteó vio que una persona diferente subía con él, respondió temblando y tartamudeando.

–A…aaa..acabo de.. de ver a un.. paci..ente mío qu..que hace 10 mi…nu...tos aca..baba de morir.

–¿Está seguro?

–Sí –respondía sin controlar su temblor–,est..estaba flotando y te…tenía su pul…pulsera de defun..defunciòn.

La otra persona levantó su brazo derecho, se lo mostró y dijo:

– ¿Una como esta?

Isaac Velázquez Solis.

Licenciatura en Comunicación e Innovación Educativa.

Universidad Autónoma de Tlaxcala.

something_life@hotmail.com


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